La microbiota es un conjunto de billones de microorganismos (bacterias) que habitan en nuestro intestino. Esta, actúa fundamentalmente como protección o barrera frente a patógenos, toxinas o amenazas para la salud de nuestro intestino y tiene participación en funciones metabólicas, fisiológicas e inmunológicas. Por lo tanto, si la composición de nuestra microbiota intestinal esta alterada, puede conllevar a enfermedades y, por otro lado, tener enfermedades puede provocar cambios en la microbiota intestinal, lo que nos dice que existe un equilibrio entre la salud en general y la salud del intestino. Se ha visto que personas con enfermedades crónicas poseen alteraciones en su microbiota intestinal, así como se ha visto también, que una microbiota saludable puede llegar a ser crucial para la prevención de cáncer en el intestino.
Otras de sus funciones incluyen, digerir alimentos que el estómago e intestino delgado no digieren y síntesis de vitaminas (K y B12).
Algunas enfermedades con las que se ha vinculado la alteración de la microbiota intestinal son a desordenes funcionales del intestino, trastornos digestivos, depresión, enfermedades autoinmunes, alergias e incluso sobrepeso/obesidad.
¿Qué influye en nuestra microbiota?
Genética, edad, alimentación, uso de antibióticos y fisiología.
Cada uno de nosotros tiene una microbiota única que nos diferencia, incluso esta determinada según el continente que vivamos (por hábitos alimenticios y clima principalmente).
Los recién nacidos no tienen su microbiota creada. La colonización comienza después del nacimiento y evoluciona a medida que crecemos y tomamos contacto con lugares, personas y alimentos. Por lo que puede modularse en ciertos aspectos voluntariamente, sobre todo con nuestra alimentación.
Tus hábitos cambian tu microbiota.
Una alimentación saludable con prebióticos y probióticos, mantiene la integridad de nuestra microbiota.
¿Qué son los prebióticos?
Alimentos no digeribles que llegan al colon y sirven de sustrato para nuestra microbiota. Permiten que ésta crezca de forma saludable y favorecen sus acciones en nuestro cuerpo.
Nuestra microbiota al alimentarse de ellos, permite que fermenten lo cual favorece la salud intestinal. Al fermentar estimulan la producción de AGCC (ácidos grasos de cadena corta). Estos nutren la mucosa intestinal y la refuerzan como barrera (defensas).
Por lo tanto, una alimentación que no contenga prebióticos evita que llegue alimento para nuestra microbiota y evita que ésta se mantenga saludable.
¿Dónde encontramos prebióticos?
Alimentos altos en fibra como: fruta, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas. La fibra actúa como alimento para las bacterias reforzando la barrera intestinal y la digestión. Una baja ingesta de fibra y aumento de ultraprocesados, impactan nuestra microbiota y pueden generar inflamación, desencadenando múltiples problemas de salud.
¡Incluye de forma diaria prebióticos en tu alimentación, tu salud intestinal lo agradecerá y tú también!
¿Qué son los probióticos?
Son microorganismos vivos, bacterias o levaduras que ingerimos, que llegan a colonizar y a restablecer el balance normal de nuestra microbiota intestinal.
Para llegar al intestino primero deben resistir el ph ácido estomacal y la digestión de sales biliares. Ya en el intestino ayudarán a cumplir todos los beneficios de la microbiota en nuestro cuerpo.
¿Dónde los encontramos?
De forma natural: yogurt, chucrut, alimentos fermentados, masa madre, quesillos, kéfir. Sin embargo, sus cantidades pueden ser muy bajas y no lograr efectos superiores. Debido a esto existen preparados comerciales según edad y patologías o déficit. Ejemplos: chamytos, perenteryl, bioflora.
Una microbiota intestinal saludable y equilibrada es fundamental para asegurar una función digestiva adecuada.
Dado que la microbiota puede modularse voluntariamente, es primordial hacerlo de manera adecuada para conservar la simbiosis, es decir, una relación de armonía entre las bacterias y nuestro intestino: ¡Nuestra salud depende de la diversidad de nuestra microbiota!
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