El término de año es una época difícil y estresante por todo lo que implica: cumplimiento de metas laborales y evaluaciones, planificaciones para el año siguiente, término del año escolar con el cansancio acumulado de nuestros niños por las exigencias escolares, compromisos sociales y familiares, niños de vacaciones, gastos, etc. Si a esto sumamos la contingencia actual con la incertidumbre asociada hace que este año sea particularmente más difícil para la familia pudiendo provocar algunos trastornos de la salud mental.
Es por ello que se hace de especial relevancia que las fiestas como la navidad y año nuevo sean celebradas con sentido, es decir, que sean enfrentados como un momento que permita el cuidado y la unidad familiar, en donde se pueda reflexionar sobre los valores familiares y la importancia de compartir, de dar y de recibir.
Las tradiciones son muy importantes en la vida de las personas y muy significativos sobre todo para los niños, son espacios que permiten alimentar el alma y disfrutar de los valiosos detalles de la vida. Si le damos un sentido a estas fiestas, le enseñamos a los hijos que la felicidad no solo está en los regalos y las cosas materiales.
El mundo moderno de hoy ha hecho que los niños pierdan el real sentido de la navidad y muchas de estas tradiciones se han ido perdiendo. Dejemos que estas celebraciones de fin de año rescate los vínculos emocionales de amor y la alegría que tanto necesitamos en estos momentos.
Algunos consejos para rescatar las tradiciones que alimentan el alma:
Poner música navideña.
Hacer recetas navideñas como galletas, pan de pascua, construir adornos navideños con diversos materiales, hacer tarjetas y mandarlas, confeccionar regalos.
Si somos creyentes o pertenecemos a alguna religión, seguir sus rituales, como rezar, ir a misa.
Compartir recuerdos en familia.
Tradiciones de año nuevo como trasmitir buenos deseos y cábalas.
Lo más importante, la unidad familiar y reflexión entorno a los valores que nos definen como familia.
