El 26 de junio pasado se conmemoró el “Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas”, fecha celebrada todos los años para reforzar la acción y la cooperación con el fin de alcanzar una sociedad libre del consumo de drogas.
En todas las culturas ha existido una tradición de su uso, con diversos fines que, en muchas ocasiones ha sido un término indisociable de la propia idiosincrasia de las diversas comunidades, ya sea con fines rituales, lúdicos o curativos.
En los tiempos modernos, son uno de los mayores problemas que afectan a la sociedad, ya que drogas que comenzaron siendo legales, o creadas para fines benéficos, se han convertido en un problema de salud pública. Por ejemplo el LSD, creado por el Dr. Albert Hoffman, fue creado con el fin de conseguir una “Medicina para el alma”, y la industria militar lo consideró en su primer momento una buena sustancia con la que motivar a sus soldados. Posteriormente, se dieron cuenta de sus efectos secundarios y se comenzó a utilizar con fines lúdicos gracias a sus efectos alucinógenos en las décadas de los 60 y 70 del siglo XX.
Los problemas derivados del consumo de drogas se asocian con el riesgo de que se agreguen otros problemas de salud como el VIH/SIDA, la hepatitis, la tuberculosis, el suicidio, la muerte por sobredosis y las enfermedades cardiovasculares, siendo en este tema los adolescentes y los jóvenes la población más vulnerable. El consumo abusivo de drogas de este grupo es incluso más de dos veces superior al de todo el resto de la población.
Psicofármacos
Los psicofármacos son sustancias químicas que actúan sobre el sistema nervioso central y que se usan para el tratamiento de los trastornos de la salud mental (ansiolíticos). Son recetados para tratamientos médicos y bajo supervisión profesional por tiempos limitados, sin que traigan mayores consecuencias. Sin embargo, el riesgo aumenta cuando las personas se automedican, provocando trastornos del sueño, irritabilidad, crisis de pánico, depresiones. También dificultan el desarrollo de tareas motoras y generan alteraciones de la memoria.
Su adicción afecta a tres niveles:
• El fisiológico, porque el cuerpo pide más dosis.
• El cognitivo, pues el pensamiento de la persona está centrado en conseguir o consumir las pastillas.
• El conductual, porque algunas personas realizan acciones que nunca harían si no tuvieran la adicción.
Marihuana
Inicialmente pueden producir sensaciones placenteras de calma y bienestar, aumento del apetito, euforia, desinhibición, pérdida de concentración, disminución de los reflejos, ganas de hablar y reír, enrojecimiento de los ojos, aceleración del ritmo cardiaco, sequedad en la boca y garganta, dificultad para ejecutar procesos mentales complejos (rendir un examen, por ejemplo), alteraciones de la percepción temporal y sensorial, y puede disminuir la memoria a corto plazo. En dosis altas puede provocar confusión, letargo, excitación, ansiedad, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de pánico y alucinaciones.
Dentro de los efectos asociados al uso prolongado de esta sustancia destaca el “síndrome amotivacional” (disminución de la iniciativa personal), unido a una frecuente baja de la capacidad de concentración y memorización.
La estructura química del cannabis es muy compleja y no se conocen aún las secuelas producidas por todos sus componentes. Sí se puede afirmar que los fumadores de marihuana tienen más enfermedades respiratorias como sinusitis y bronquitis. Se asocia también a trastornos de infertilidad en hombre y mujer, y problemas en la formación del feto en el embarazo. Puede generar tolerancia y dependencia, con el consecuente síndrome de abstinencia en caso de que se suspenda bruscamente el uso de la droga. Esto deviene en ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión y anorexia, entre otros síntomas.
Cocaína
Inicialmente el consumo de cocaína puede producir ausencia de fatiga, sueño y hambre. Provoca un estado de exaltación del ánimo y aumento de la seguridad en sí mismo que la persona percibe como sensación de euforia e intenso bienestar, perdiendo las inhibiciones. En dosis altas se pueden provocar episodios de ansiedad intensa y agresividad, alucinaciones, temblores y movimientos convulsivos, apatía y conducta impulsiva.
Riesgos del uso de cocaína:
Complicaciones psiquiátricas: irritabilidad, crisis de ansiedad, disminución de la memoria y de la capacidad de concentración.
“Psicosis cocaínica”: consiste en un brote de ideas paranoides que llevan a la persona a un estado de confusión, pudiendo producir crisis de pánico y alucinaciones.
Apatía sexual o impotencia.
Trastornos nutricionales (alteración del apetito).
Alteraciones neurológicas (dolores de cabeza o accidentes vasculares, como infarto cerebral).
Cardiopatías (arritmias, infartos e isquemias).
Dependencia.
Alcohol
El alcohol es la droga más consumida en el mundo entero y su uso genera graves y costosos problemas sociales. En Chile, su uso supera por mucho el de cualquier droga ilícita (marihuana, cocaína y/o pasta base).
Sus efectos dependen de la dosis. Inicialmente produce desinhibición y excitación. Los centros nerviosos superiores del cerebro se deprimen, afectando primero el habla, el pensamiento, el entendimiento y el juicio. También se ven afectados los centros inferiores, alterando la respiración y los reflejos.
Al llegar a la intoxicación alcohólica, puede provocarse un estado de coma y alcanzar la muerte por depresión respiratoria.
A largo plazo el consumo problemático de alcohol produce daño acumulativo en el organismo, produciendo gastritis, alteraciones en el ritmo cardiaco e incluso insuficiencia cardiaca, daño hepático y cirrosis, trastornos mentales con alteración de la memoria y deterioro en el aprendizaje.
Los bebedores problema con dependencia pueden presentar los síndromes de abstinencia, tolerancia, e incluso el más grave, el de abstinencia alcohólica, conocido como delirium tremens.
La prevención del consumo de drogas es una tarea que involucra a toda la sociedad y en el caso de las empresas, las intervenciones preventivas están dirigidas tanto a la gestión que realiza la organización para desarrollar, incentivar y fortalecer una cultura organizacional de prevención del consumo de drogas y alcohol, como también a las estrategias de promoción y prevención dirigida directamente a los trabajadores en su rol de agente preventivo, tanto en la organización, como su entorno familiar y personal.
Si de alguna manera estás preocupado/a por tu salud o la de alguien cercano, no dudes en acercarte a los profesionales de nuestra consultora para orientarte sobre qué servicio puede ser el más apropiado para la situación que estás viviendo.